La iluminación no es lo que tú imaginas.
Ha llegado el momento de desmitificar lo que es la iluminación, lo natural en mí, o sea Felicidad sin causa, Amor incondicional, Paz imperturbable.
Para empezar, decirte que la iluminación no es lo que tú imaginas, simplemente porque no está en tu imaginación, no está en la mente.
Sea lo que sea lo que tu mente te diga que es, no es eso. Sea lo que sea lo que tú imagines, no es eso.
La iluminación, lo natural en mí, ser uno mismo, ser UNO con la Vida, ser VIDA, no se imagina, sino que se vive.
De hecho, o lo imaginas o lo vives. ¿Estás de acuerdo?
Si lo imaginas, no lo vives.
Y si lo vives, pues lo vives. Ya no hay necesidad de imaginarlo, claro. De hecho, ya no hay necesidad de ningún tipo.
Tenlo por seguro, no es lo que tú imaginas, aunque lo que tú imagines se base en recuerdos de una experiencia vivida. Eso tampoco es.
Pues tampoco la iluminación, lo natural en mí, ser uno mismo, ser UNO con la Vida, ser VIDA, es una experiencia.
No es una experiencia porque no tiene ni principio ni fin, lo cual es lo propio de una experiencia. ¿Te has fijado como todo se acaba en el mundo de las experiencias, de las apariencias? Todo tiene un fin. Lo natural en ti no es una experiencia porque eres eternamente.
No es una experiencia porque no es “algo”, no es algo que ocurre, no es algo que ocurre en el tiempo. Simplemente ES, fuera del tiempo y del espacio, en lo que llamamos el eterno Presente, la eternidad, que insisto no es un punto en el tiempo. Es, y no digo “está” porque no está localizado. Es, más allá del tiempo y del espacio, incluyendo al tiempo y al espacio.
No es “algo” que te ocurre a ti porque reconocer lo natural en ti, reconocer tu verdadera naturaleza, es reconocer quién eres realmente, o sea VIDA, todo en mayúscula, y que nunca hubo realmente “alguien”. ¿He dicho “alien”? No, no creo. Creo haber dicho “alguien”. ¿Verdad? Bueno, es igual, “alguien”, una entidad llamada “alguien” que se cree separada de la vida.
No es “algo”. No es un objeto como los que conocemos en el mundo, porque está fuera del tiempo y del espacio. No se puede agarrar, ubicar, localizar como tal, como cualquier objeto que podemos encontrar, como cualquier experiencia que podemos lograr, experimentar, alcanzar. No se puede encontrar como quien encuentra un objeto, como quien experimenta una experiencia, un estado en el mundo. No es un objeto. No es una experiencia. No es un estado. No se puede encontrar. Es. Simplemente es. Es, más allá del tiempo y del espacio, más allá del mundo, más allá de tu imaginación, de la mente, de tu personaje. Es, incluyendo todo lo que acabo de nombrar. Es, está en todo y es TODO. Pues, es también el tiempo y el espacio, el mundo, tu mente, tu imaginación, tu personaje.
Es un poco como el cielo. ¿Verdad que está en todo? ¿Qué lo sostiene todo? Visto desde aquí, es lo que sostiene todo lo que vemos, todas las nubes, todos los objetos, todas las apariencias, todas nuestras experiencias. Y si pudiéramos apreciarlo realmente, veríamos que cada objeto, cada apariencia, cada experiencia no es más que cielo, cielo manifestándose, expresándose. Veríamos que todo es cielo, de la misma forma que todo es VIDA.
Ahora ves este cielo que está en todo, que lo sostiene todo y que es TODO lo que hay, pues intenta agarrarlo. Sube coge la nave espacial. Ves. Cuando llegues, te darás cuenta que no está, que no se encuentra. Ha desaparecido. Se ha fundido en un inmenso vacío negro. No se puede agarrar, porque no es algo, no es un objeto, no es una experiencia, no es un estado. Simplemente es, fuera del tiempo y del espacio. Es el TODO y a la vez la NADA. No lo encontrarás, no lo lograrás porque no es algo. Sólo se pueden encontrar cosas, objetos. Sólo se pueden lograr experiencias, estados. No lo encontrarás, no lo lograrás porque ya ES. ES eternamente. ES LO QUE YA ERES. Está en TODO. Es TODO y a la vez NADA.
Y me gustaría acabar diciéndote que la iluminación no es lo que tú imaginas, por supuesto. No es algo extraordinario. No es extraordinario. Es de lo más natural. VIDA, Felicidad sin causa, Amor incondicional, Paz imperturbable, es lo que eres, lo que ya eres y esto es absolutamente ordinario, natural. Lo que sí pueden parecer extraordinarias son las experiencias que se viven en el mundo. Es extraordinario lo que nos encontramos en el mundo cuando todavía creemos ser “alguien”. Pero, la iluminación no la encontramos, lo natural en mí no lo encuentro. No es algo, no es un objeto, no es una experiencia, no es un estado. Ser lo que Soy es de lo más ordinario y dentro de lo ordinario, cuando aceptas plenamente lo ordinario, se te revela lo extraordinario. Se te revela lo extraordinario que yace en lo ordinario. Se te revela lo extraordinario de verdad, lo extraordinario de lo ordinario, lo ordinario extraordinario.
Lo natural en mí, ser uno mismo, ser UNO con la Vida, ser VIDA se vive instante a instante, entendiendo eternamente. No se imagina, se vive. No hay palabras para describirlo. De la misma manera que no se puede encontrar, lograr, tampoco se puede describir, definir, ya que su naturaleza es ser infinito, o sea no finito. Las palabras no llegan, aunque lo intentemos y hagamos lo mejor que podamos. Las palabras sólo apuntan hacia la Realidad. La imaginación no llega. Ser lo que Soy se vive. Se ES y es totalmente natural.
Marie-Laure Lauvray